Nos encontramos en
Voy a empezar por el sábado 5 de enero. Nos levantamos temprano porque supuestamente salíamos a las 9.30 de la mañana con las camionetas hacia el Salar de Uyuni. Terminamos saliendo con dos horas de atraso.
Luego de cargar las mochilas emprendimos el viaje. Pino y yo viajabamos en la misma camioneta que Naty, Caro, Memy y Juana. Gla y Lau iban en otra con otro grupo.
Una lluvia intermitente nos acompaño todo el camino de ida. La primer parada fue en Saló, un pueblo en las afuera de Tupiza. Obviamente como una constante en esta excursión, nos hicieron esperar un rato largo para comer ya que íbamos a almorzar ahí.
Luego del almuerzo, abundante por cierto, continuamos viaje. La lluvia estaba quedando lentamente atrás y de a poco los paisajes iban apareciendo entre las nubes, íbamos por una ruta de caminos sinuosos, con curvas muy cerradas, con precipicios por momentos muy profundos. Aquellos paisajes aparecieron ante nosotros como pintados por los dioses, cuando alguna nube dejaba escapar algún rayo de sol sobre las montañas, estas mostraban laderas escarpadas de hermosas tonalidades de colores.
El viaje transcurrió son mayores sobresaltos, la siguiente parada fue Atocha. Una de las paradas también del tren que va desde Villazón a Oruro. Pueblo minero de casas sobre laderas, seguramente se hubiera visto mejor sin la lluvia que había dejado mucha agua y barro en las calles.
Después de un rato, seguimos viaje ahora sobre una ruta que iba sobre el lecho del rió, algo crecido por las lluvias, pero no lo suficiente como para permitir el paso de las camionetas en las que viajábamos.
Nos empezamos a adelantar, Edwin nuestro conductor manejaba muy hábilmente la toyota por aquel camino bastante difícil, hasta que tuvimos que parar a esperar al resto. Cuando los vimos venir de lejos hicimos un tramos más y volvimos a parar para esperarlos. Ahí nos avisaron que una camioneta se había quedado en el rió y que iban a volver a sacarlos. Edwin, nunca sabremos por qué siguió camino, hicimos un tramo mas por el rió hasta que salimos por suerte sin habernos quedado. Ahí entonces paramos para esperar al resto de la caravana. Había algunas casas, pasaban las vías del tren y también bajaba de los cerros un camino alternativo desde Atocha al lugar, que hubiera evitado el paso por el rió, pero según parece no estaba en condiciones, tampoco me pareció buenas las condiciones del rió, pero sin embargo ahí estábamos, esperando a que apareciera la caravana, o por el rió o por el camino alternativo, por que suponíamos que luego de sacar la camioneta estancada, volverían a Atocha para tomar la otra ruta y axial evitar el rió, mientras oscurecía más y más.
Realmente no tengo noción de cuanto esperamos hasta que de pronto vimos pasar por el rió la caravana, pero no subieron por donde los estábamos esperando si no que siguieron por donde venían. Edwin arranco y no bajo al rió para alcanzar la caravana si no que tomo por una ruta paralela. De a ratos divisábamos las camionetas en la oscuridad, eran una serie de puntitos rojos a lo lejos en la noche.
El viaje siguió ahora sí, sin sobre saltos hasta que llegamos a Uyuni donde nos esperaban Gla y Lau muy preocupadas por que su camioneta había llegado mucho antes y tenían miedo de que nos hubiéramos quedado por ahí en medio de la nada y de la noche.
Entre una cosa y otra llegamos a las 12 de la noche. Se suponía que debíamos llegar en horas de la tarde. El mal tiempo fue un factor de retraso, pero habíamos salido tarde desde Tupiza. Se suponía también que debíamos ir temprano al salar al toro día a ver la salida del sol, algo que dicen es muy hermoso y por lo que habíamos pagado, pero los choferes con justa razón proponían que saliéramos a las 9 de la mañana para el salar ya que habían conducido muchísimo y estaban exhaustos y quedarnos más tiempo en el salar, mas o menos hasta las cuatro de la tarde, y no hasta las una como estaba previsto si íbamos a ver el amanecer, pero nada estaba garantizado dado lo mal organizado de la excursión y no contaban con choferes de reemplazo para llevarnos, ellos eran subcontratados por Valle Hermoso Tours y eran los justos y necesarios.
Entonces el acuerdo al que llegamos fue que aquellos que contrataron el tour con vuelta a Tupiza salían mas temprano a ver la salida del sol al salar y el resto (nosotros incluidos) iba a estar en el salar desde las 9 hasta las 4 mas o menos.
Luego de toda aquella negociación con los choferes y con una mina que se suponía que representaba a la empresa Valle Hermoso, partimos hacia Colchan, un pueblo a dos kilómetros del Salar donde pasaríamos la noche en un hotel casi totalmente construido de sal, excepto el techo, el resto, paredes, mesas, sillas y sillones del hall, camas y mesas de luz estaban construidos con bloques de sal.
Al día siguiente 6 de enero nos levantamos a las 8 de la mañana y nos esperaban en el hall con un abundante desayuno.
Salimos para el salar a la media hora y paramos antes en un lugar donde vendían artesanías en sal. En los alrededores había gente trabajando en el procesamiento de la sal que se extrae del salar, la pasaban por una maquina que la molía y la subían con pala a un viejo camión que la transporta luego a las plantas que la convierten aptas para el consumo humano.
Hacía mucho frió y la lluvia nos seguía acompañando.
Lo que sigue tratare de relatarlo lo mejor posible ya que solo habiendo estado ahí uno puede apreciar realmente ese lugar.
Cuando llegamos al salar mucha de la superficie estaba cubierta por agua de lluvia. Nos adentramos unos cientos de metros hasta que paramos para sacar fotos y tener las primeras impresiones de ese lugar.
Después de haber conocido el Glaciar Perito Moreno, no recuerdo haber tenido antes esa sensación de inmensidad tan profunda, esa sensación de sentir que no te alcanza la vista para mirar.
Las nubes sobre el salar habían dejado paso al sol que reflejaba sobre el agua el cielo u las nubes y hacia desaparecer el horizonte, un paisajes que antes solo había imaginado.
Retornamos a las camionetas y seguimos entrando al salar. Las camionetas que iban cerca nuestro parecían lanchas sobre un lago. También veíamos montones de sal que se hacían para que el agua se escurriera y sea transportable.
Después de unos veinte minutos llegamos a un hotel de sal en el salar propiamente dicho, bastante parecido al que habíamos pasado la noche, pero que además tenia en su interior una exposición de estatuas esculpidas en bloques de sal.
Después de bajarnos de las camionetas comenzamos a caminar por esa superficie por momentos solo sal, por momentos con agua también. Lo mejor fue cuando nos descalzamos. Teníamos la sensación de estar caminando sobre las nubes, en el cielo, como conté antes, el horizonte por efecto del reflejo del cielo en el agua había desaparecido, no se distinguía, parecía como caminar en un lugar eterno, sin llegar a ningún lugar hasta el fin de los días. Una de las sensaciones más raras que experimente.
Nada de lo que cuente acá en forma escrita puede explicar lo que se siente caminar en ese lugar, solo los recuerdos que nos quedan grabados serán mejor que una foto por que no hay cámara que pueda retratar fielmente lo que se vive estando ahí.
Después de comer en el hotel, cosa que estaba incluida en el tour, como era de esperar después del almuerzo nos avisaron, que podíamos seguir recorriendo el lugar un rato mas y que después volvíamos a Colchan. Nos quedaba pendiente así
Pero lo que vivimos y vimos esa mañana en el salar jamás lo olvidaremos no hay dinero que pueda pagar esos paisajes pintados por ángeles, ese cielo reflejado en el salar que nos hacia sentir que caminábamos en el cielo entre nubes, esa sensación de inmensidad que pocas veces se siente en la vida y que nunca borraremos de nuestra memoria.
El 7 de enero lo tuvimos que pasar en Uyuni por que cuando volvimos del salar ya era tarde y no teníamos pasajes para viajar a Potosí. Así que a las siete de la tarde y con una lluvia muy intensa nos despedimos de Uyuni y viajábamos directo a Potosí.
Llegamos el 8 de enero a la mañana y después de buscar hostal y descansar un rato a las dos de la tarde con un guía local fuimos a visitar las minas del Cerro Rico.
Nuestro guía se llamaba Miguel, de nuestra edad más o menos, un muchacho boliviano muy macanudo a cada paso nos iba contando datos históricos de la ciudad y de la explotación minera del cerro. A comparación de la excursión que hice el año pasado, esta me gusto mas ya que éramos nosotros cuatro solos, Lau, Gla Pino y yo y el guía era muy bueno. Nos llevo a una mina diferente de la que había visitado el año anterior, donde había una especie de museo con estatuas representativas de indígenas mineros, de españoles y del Inca Huyno Cápac que descubrió el cerro antes de la llegada de los españoles, y al final “El Tio” el dios minero. Miguel no paraba de hablar y de contarnos todo lo que sabia y de contestar a cuanta pregunta le hacíamos.
El 9 de enero fuimos a las termas de Tarapaya, a la laguna de “El Ojo del Inca” donde también estuve el año pasado. Gla, Lau y Pino quedaron encantados con el lugar. Es maravilloso que un espejo de agua termales a temperatura constante pueda existir en un paisaje como ese. Aunque ya no llovia, estaba nublado y corria mucho viento pero eso no impidio que disfrutaramos, eso si, cuando entras a esa agua calentita después es difícil salir al aire fresco!
Después de mucho relax volvimos a Potosí, pasamos por
El 10 de enero fue un día de espera, a las 20 hs. Teníamos bus a
Llegamos a
Mañana partiremos hacia Tiwanaku ya no con las chicas que conocimos en Humahuaca si no con Cynthia una compañera de trabajo de Gla que esta haciendo un recorrido parecido al nuestro y por momentos se engancha con nosotros… acá un poco de info para que sepan que es http://es.wikipedia.org/wiki/Tiwanaku los días siguientes nos llevaran hacia Coroico, Copacabana y
Salida... Edwin nuestro conductor, Pino, Memi, Juana y Naty, y mi cabeza sobresaliendo.
Pino y yo con La Poronga de fondo... si si, se llama asi.
Gla en pleno viaje, se la ve contenta no?
Laderas escarpadas de hermosos contornos.
Bus desde Tupiza a Uyuni.
Minutos después de esta foto una de esas camionetas se quedaba en el rio.
Desayuno en el hotel de sal de Colchani.
Camionetas sobre el salar.
Lau, Yo, Gla, Pino, en un lugar increible.
Made in Heaven... (heho en el cielo).
¿Una lancha o una camionerta?
Que lindo es estar en el Salar, en patas, sin alpargatas!!!
Un paseo por las nubes...
Hotel de Sal en el salar donde almorzamos.
En la estacion de tren...
En el mirador de Potosí
2 comentarios:
holis nene... ya no se hacer si seguir visitando el blog y suicidarme o no verlo mas..
las fotos del salar son excelentes, no se sabe donde esta la linea del horizonte...
la envidia es sana, pero me esta matando el ver la hermosura q me estoy perdiend
sigan disfruntando de la bellleza boliviana...
los quiero mucho
besotes y abrazos
Hola matadorrrrrrrr!! excelente tus fotos y todo el relato por tu largo camino!
Se nota que estas disfrutando a full y espero que lo sigas haciendo!!! ahora que te puse en mi blog visitare mas seguido este lugar tuyo y ponerme al dia de tu gran viaje!
te super quierooooooooooo y lo sabes!
Andrea
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